Estamos viviendo una época de incertidumbre causado por el COVID-19. Sin embargo, existe también la emergencia del racismo y la xenofobia, que no podemos olvidar. El racismo, siendo uno de los problemas más graves de respeto a los derechos humanos, suele ser visto de forma negativa, incluso por aquellos que realizan acciones claramente racistas, hay personas que piensan q pertenecen a una raza/etnia superior al resto. Algunos de ellos lo afirman abiertamente y otros lo piensan y no lo dicen. Pocos se consideran racistas, y sin embargo, el racismo está muy arraigado y extendido en muchas sociedades. Por ello, es prioritario llevar a cabo los compromisos y acciones asumidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La actual situación de crisis económica y sus efectos en el incremento de la desigualdad social y de la exclusión, y en el aumento del miedo y sentimiento de amenaza que experimenta la población, determina la necesidad de incrementar los esfuerzos para luchar contra la discriminación y el racismo en todas sus manifestaciones.
Frecuentemente, como seres humanos, recurrimos a la tecnología con el objetivo de ayudar a resolver problemas. Sin embargo, cuando la sociedad define, enmarca y representa a las personas de diferentes razas, etnias, religiones, etc., como “el problema”, esas soluciones tecnológicas a menudo representan más daño que beneficios.
Se encuentran hoy en día varios ejemplos tendientes a genera mayor racismo, por ejemplo, muchas empresas han diseñado tecnologías de reconocimiento facial que se dirigen a sospechosos criminales en función del color de la piel. Otras compañías, entrenan sistemas automatizados de perfiles de riesgo que identifican desproporcionadamente a las personas latinas como inmigrantes ilegales. Se comienzan a diseñar algoritmos de calificación crediticia que identifican desproporcionadamente a las personas negras como riesgos y les impiden comprar casas, obtener préstamos o encontrar trabajo. Entonces, la pregunta que debemos afrontar es si vamos a seguir diseñando y usando herramientas que sirvan a los intereses del racismo.
La rápida expansión de Internet ha evidenciado la necesidad de garantizar un acceso total, donde el diseño de las Interfaces promueva acceso también a las redes telemáticas, como un paso más en pro de la no discriminación.
Desde la Red HCI-Collab (Red Colaborativa para soportar los procesos de enseñanza-aprendizaje en el área de Interacción Humano – Computador a nivel Iberoamericano [1]), en la cual trabajamos en la concepción y proyección de entornos, procesos, actividades, bienes, productos, servicios, objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, de tal forma que puedan ser utilizados por todas las personas, independientemente de la edad, el género, las capacidades o el bagaje cultural, y con tanta independencia como sea posible, rechazamos cualquier manifestación de racismo y discriminación.
Nuestro deseo, como mencionaba, Margaret Atwood, “es que las personas finalmente se den cuenta de que solo hay una raza – la raza humana-y que todos somos miembros de ella». Nuestro deseo como Red es trabajar desde un enfoque de Diseño Universal de la Tecnología, luchando contra las desigualdades, y propiciando el desarrollo de sociedades más justas, equitativas, solidarias. El antirracismo es poderoso.
Nunca es tarde para enseñar y construir con las nuevas generaciones una identidad que nos permita actuar de forma antirracista. No hay una raza superior ni una inferior. Cada vida cuenta. ¡NO AL RACISMO!
[1] http://hci-collab.com/
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